Revisado

por Minor: Tecnología y Sociedad


La novedosa imagen técnica

 ¿Qué es una imagen técnica hoy y cómo describiría el régimen escópico en el que se inserta?

 

Hablar de imágenes, fotografía, perspectiva es divagar en un campo donde la imagen técnica; aquella realizada bajo un aparato confeccionada por técnicas visuales y fuentes de luz constituye la raíz de este árbol cultural próspero de formas de artes y afición popular.
Un poco de etimología, imagen viene del latín “Imagen” que representa visualmente un objeto real o imaginario aunque el término suele entenderse como sinónimo de representación visual, también se aplica como extensión para otros tipos de, como, olfativas, táctiles, sinestésicas, etcétera.
En la actualidad nos alimentamos de imágenes comerciales, provenientes de la publicidad, medios de comunicación y aparatos tecnológicos, nuestra masa corporal de substancia racional está dotada de cinco sentidos el cual cada uno se sobrepone al otro con una suerte de independencia y un sistema de pesos y contrapesos.

Otra categoría que nos habla es lo Kitsch “el objeto kitsch es habitualmente toda esa población de objetos de poco valor de estuco, bisutería, accesorios, chancherías folclóricas, <<recuerdos>>, pantallas o máscaras negras, todo el museo de pacotilla que prolifera en todas partes, principalmente en los lugares de vacaciones o de ocio”. (Baudrillard 2009:127), lo kitsch es como un objeto de moda que quiere estar a la moda en el postmodernismo. Otra categoría es el Pop Art que es mirar el objeto sin posibilidad de interpretarlo, es un arte para el consumo, no tiene la intención de llevar lo cotidiano a representación porque lo cotidiano ya es representación.

El que nos interesa acentuar es la visión; capacidad de interpretar nuestro entorno gracias a los rayos de luz que alcanzan el ojo. Algunos estamos dotados para ver otros escasean de este pero dilatan otros, cuando caminamos por la calle vemos anuncios, imágenes, grafittis, panfletos, publicidad, propaganda, etc. Pero realmente no nos detenemos a observar, a apreciar si quiera un miligramo de romanticismo, barroco, cubismo, impresionismo o renacimiento que pudiera concretar la imagen. Somos hijos de un capitalismo concebido por Adam Smith la imagen técnica forma parte de nuestra sociedad capitalista, impregnándose de lo execrable que puede llegar a ser una imagen, en vez de cautivar con sensualidad y pureza la retina de quien desee observar antes de mirar.

Es así como Jean Baudrillard establece que “No tanto que la valorización tonal publicitaria sugiera que, en el fondo, la historia del mundo es indiferente y que lo único que merece ser investido son los objetos de consumo” Sin embargo agrega que esto es tan solo secundario, y que es parte de una construcción mucho mayor, esto es, el hecho de que “…Se trata de imponer, mediante la sucesión sistemática de los mensajes, la equivalencia de la historia y de la noticia de actualidad, del acontecimiento y del espectáculo, de la información y de la publicidad en el nivel del signo. Allí reside el verdadero efecto del consumo… Lo que consumimos no es pues tal espectáculo o tal imagen en sí: Es la virtualidad de la sucesión de todos los espectáculos posibles y la certeza de que la ley de sucesión y de encuadre de los programas hará que no se corra el riesgo de que algo emerja de allí de otro modo que no sea como espectáculo y como signo en medio de otros signos” (Baudrillard:144-5)

Para incoar los regimenes escópicos cabe mencionar que el mejor “el mejor modo de entender el régimen escópico de la modernidad es concebirlo como un terreno en disputa, antes que como un conjunto armoniosamente integrado de teorías y practicas visuales. De hecho, hasta podría caracterizárselo en virtud de una diferenciación de subculturas visuales, cuya separación nos permitió comprender las múltiples implicaciones de la visión de modos que sólo ahora comenzamos a apreciar.” (Jay 2003: 222: 223).

Podemos decir que el régimen escópico en la antigüedad tiene una similar estructura al régimen escópico de hoy en día, el problema que habría en este planteamiento es que no hay una estructura en el pensamiento como lo había en la antigüedad, sino que los pensamientos hoy en día están en consumir la no imagen que nos presentan, pero no en observarla, contemplarla ni siquiera cautivarla sino que es un gran valor para el consumo, ya que la no- imagen esta diseñada para esto “ su intención es divertir, dar placer, posibilitar una evasión fácil y accesible para todos, sin necesidad de formación alguna sin referentes culturales concretos y eruditos. Lo que inventan las industrias culturales no es más que una cultura transformada en artículos de consumo de masas” (Lipovetsky 2010: 79)
Adecuado seria mencionar las características de los regímenes escópicos que conviven hoy en día en esta sociedad capitalista como mencione anteriormente instituida por Adam Smith, si bien pueden ser múltiples los regimenes, nos jalonaremos a mencionar los que maneja el autor Martin Jay (1944) en su texto relativo a este ensayo y de manera muy esbozada sugirió que se pueden definir tres tipos de regímenes escópicos distintos. Primero está el régimen llamado descriptivo de tradición Holandesa, el cual se caracteriza por ser rico en colores, luces y texturas, además también de palabras, todo orientado a trasmitir al receptor una suerte de atención, al igual que los infantes que si bien sabemos el color y texturas gruesas los absorbe sin dejarlos escapar, transmitiendo también, siendo lo anterior referido a la pintura, que sin embargo con la invasión de la fotografía dimanó en un quiebre de las limitaciones, condiciones, restricciones que impone la pintura como antecesor a este y llevó todo el romanticismo ya sea  esta reacción contra el espíritu racional y critico de la Ilustración y el Clasicismo  que ostentaba a este ámbito, enfocándose en transmitir a través de la fotografía un relato, describir una historia una mera narración visual.

Eminentemente tenemos el régimen del “Perspectivismo Cartesiano” el cual tuvo mayor realce en la modernidad es una examen monocular, de un solo ojo basado en la geometría en este arte natural de líneas, pirámides y conos visuales simétricos que tenían uno de sus ápices en el punto céntrico o de fuga de la pintura y el otro en el ojo del pintor.

En estas obras la dimensión se considera  rectilínea, abstracta y uniforme de manera que no interesan las infinitas variaciones ni los realces que puede tener la somera realidad. La imagen al igual que un foco en invierno en estas calles nevadas y solitarias de películas Gringas, es fría, inmóvil y sin brillo alguno producida generalmente por el calculo perspectivista.  “Igualmente problemática es la posición que ocupa el sujeto en la epistemología del perspectivismo cartesiano, pues el ojo monocular que está en el ápice de la pirámide del observador puede construirse como una mirada trascendental y universal, es decir, exactamente la misma para cualquier espectador humano que ocupara el mismo punto en el tiempo y el espacio- o como una mirada contingente, es decir, que depende únicamente de la visión individual, particular, de los distintos espectadores que tienen sus propias relaciones concretas con la escena que se extiende frente a ellos.” (Jay 2003: 230) por así decirlo un grupo de personas van a tener una idea diferente de una misma obra, pero no quiere decir que  al interactuar con el mundo tengamos diferentes modos de ver ya que al cruzar una calle todos sabemos como se debe hacer, porque ya estamos acostumbrados a esta idea.

Dentro de este campo escópico, en la otra esquina nos encontramos con el modelo Barroco de la visión el cual se contrapone, superpone y limita frente a otros regimenes mostrando lo alienado y desafiando la visión científica, matemática, exacta y lógica de superficies y profundidades escudriñando como adolescente frente a sus padres contradicciones a lo objetivo, atipicidad a lo usual y normalidad frente a lo inusual estando abierta a las múltiples perspectivas, alturas y profundidades que el ojo humano monocular o empirista; esta filosofía de creer en todos los sentidos, pueda apreciar.

Colorido, lleno de recovecos, adornos como casa de navidad, desenfocado, múltiple y abierto, Derivado, al menos según la etimología mas difundida, de una palabra portuguesa que designaba una perla irregular de forma extraña, el barroco connotó lo extravagante y peculiar, rasgos normalmente desdeñados por los adalides de la claridad y la transparencia de la forma” (Jay 2003: 235). No cree en los estímulos, no cree en la legibilidad del mundo a diferencia de las otras que sustentan las miradas empíricas y cartesianas, miradas que si bien recordamos a Silverman “Es un dispositivo simbólico, un régimen de consumo una representación interna, de ser objetos pasamos a ser objeto al ser fotografiados y también habla de que todo lo que se consume debe ser de baja complejidad para la sociedad.” Este modelo se reusa a creer en una solo mirada, sola interpretación crea un horizonte más allá del ojo humano y de los sentidos que podamos tener, crea lo increíble y sustenta lo insustentable ya que opta por la distorsión, por la interferencia, por la sombra, por la opacidad, por lo sensual, por lo irreal, por inusual y por lo caprichoso.

El barroco opera como una representación digital ya que se pierde la relación entre imagen y referente

Y finalmente la cuadricula, vinculada con los pixeles ya que tiene relación con la fotografía y lo que estas provocando relacionada con la invención de la fotografía, basada en lo experimental, práctico y material lo que se funda con la experiencia por medio de la sensibilidad del mundo entrelazada en la imagen la que tiene valor por si misma, ya que hay mas confianza en los estímulos, sentidos y reacciones.

A nivel personal encuentro que la imagen se ha ido degradando por el constante y recóndito abuso que tienden a generar el sistema mercantilista, los pixeles solo importan para comprar una cámara y no para dimensionar la de una imagen que puede ser rica en trazos, forma, estructura y fondo.

“Las interconecciones han creado la red- telaraña y la telepantalla al mismo tiempo (Lipovetsky 2010:84).Ya no se nos hace necesario ir a un lugar para consumir y adquirir lo nuevo, tenemos todo a través de las redes y las pantallas, cuya vinculación va unida al internet que nos rodea a todos. Quien fomenta esto es el capitalismo, apoderandose de la sociedad “desorientada” influenciando la mayor parte del tiempo sobre ella. “El homo sapiens se ha vuelto homo pantalicus: hoy naci, vive, trabaja, ama, se divierte, viaja, envejece y muere rodeado de pantallas que lo muestran, cuando es feo, en las ecografías, que desde los primeros meses le ofrecen televisión especialmente concebida para bebés, que le proponen encontrar su alma gemela o compañía de una noche de foros de contactos y que llegan a proponerle que elija su ataúd y su modelo de tumba, si lo desea, consultando los sitios web apropiados y tramitando el pedido.” (Lipovetsky 2010:85). Estamos bajo un mundo de apariencias, donde tener la última tecnología es lo que mueve a la sociedad, una sociedad que al estar tan inserta en este medio ya no es capáz de salir y dejar de consumir.

Este sedentarismo que existe por no ir más allá inmiscuyéndose en la imagen, apreciándola, valorándola y fomentándola ha ido degradando la cultura dejando atrás el barroco, romanticismo y el impresionismo por tablet, iphone y ipad que pueden sacar «Fotos». “Así como no hay una visión “natural” previa a la mediación cultural, tampoco hay ningún estilo urbano que pueda satisfacer por si mismo el anhelo humano por la estimulación ocular y el deleite visual” (Jay 2003: 44). Y también ha sido nuestra culpa por desligar la cultura y fomentar el inversionismo, pero para suerte de los que aún apreciamos el más mínimo detalle, lo analizamos y al fotografiarlo nos quedará grabado materialmente existen lugares a los cuales podemos recurrir, para seguir fomentando el arte ya que como una suerte de alfajor, dentro de esta gran sociedad existe riqueza interna capaz de crear un movimiento sustentable de distribución cultural. Estamos en un constante cambio. A diario aparecen más especies de consumo, creando una sociedad esclavisada a esta; vinculando al “arte” en ese medio.”Lo que hoy es comercial tiende a posicionarse y ser reconocido como cultira”  (Lipovetsky 2010: 76).

Bibliografía:

• Lipovetsky, Gilles Serroy, Jean. La cultura-mundo. Barcelona: Anagrama, 2010

• Baudrillard, Jean. La sociedad del consumo. Madrid: Siglo XXI, 2009

• Silverman, Kaja. El umbral del mundo visible. Madrid: Akal, 2009

• Jay, Martin. Campos de Fuerza. Entre la historia intelectual y la crítica cultural. Buenos Aires: Paidós, 2003

Nicole Gutiérrez Iglesias